ChileGameGeek - CGG

Primer sitio chileno dedicado a los Juegos de Mesa o boardgames.

30.4.07

Mis estadísticas

Le he puesto nota a 259 juegos en el BGG. Eso no significa que sea todos los juegos que he jugado, pero sí de los que ahora me acuerdo que lo he hecho, y sin contar el sinnúmero de juegos de cartas tradicionales que no se encuentran en el BGG. De estos 259 he jugado desde Junio del 2006, 220 juegos distintos, en total 663 veces. Eso es un promedio de 60,2 juegos al mes. Se contabilizan algunos pocos juegos que no alcancé a terminar y no se contabilizan juegos jugados en línea (por PC) y lógicamente, los juegos que se me ha olvidado anotar.
Los juegos que más he jugado desde esa fecha hasta hoy son el Coloretto y el Bang! (18 veces cada uno), el Pit (15), el For Sale, No Thanks! y Settlers of Catan (14), el 6 nimmt! (12), el That's Life, Werewolf y el Zertz (10). Sin embargo, antes de ellos jugué al menos unas 20 veces el Bohnanza y el 6 nimmt!, pero como no tengo la certeza de cuantos fueron, no entran a la estadística. Además pasé noches enteras jugando juegos Gigamic.
Los juegos más pesados los he jugado un promedio de 5 veces cada uno.

No he jugado de mi colección 35 juegos (uff!)

El diseñador que más veces he jugado ha sido Wolfgang Kramer (46 veces, 13 juegos distintos). Los sigue Reiner Knizia (44 veces, 17 juegos distintos).

Los juegos que encuentro más sobrevalorados son el Primordial Soup, el Ra, el Cosmic Encounter, el Medici y el Lost Cities. Este último lo necesito jugar al menos una vez más para dar una mejor opinión.
Los juegos que encuentro más subvalorados son el Hear Me Out, el Chrononauts, el Pizarro & Co., el That's Life, el Shark y el I'm the Boss. De cerquita les sigue el Robin Hood.

El juego más antiguo que tengo (no que mi edición sea de ese año, sino el año en que si hizo por primera vez) es el Down & Out (1750) y el más nuevo el Battlelore (2006).

El primer "Euro" que tuve fue el Zahltag.

El día que más juegos jugué fue el 2 de Diciembre de 2006, jugando 18 veces en el día, 14 juegos distintos (día de la Teletón, pero puede haber un error con los datos que ingresé).

El mes que jugué más veces fue Febrero de 2007, jugando 127 veces.

El juego más extraño que tengo es un juego para niños, el Kalle Kringelwarum (HABA), que yo mismo lo ingresé al BGG y soy la única persona que aparece teniéndolo.

El juego que más me gusta es... no lo sé. Para cada cosa su momento. Creo que es el Traders of Genoa, el Shark, el Bohnanza y El Grande, pero este último no le he sacado el jugo. Nunca he jugado con sus expansiones.

El juego que más detesto es el Lightning Reaction Extreme (¿a quién le puede gustar que te den un shock eléctrico?).

La primera vez que entré al BGG fue en Octubre del 2004.

Mi diseñador favorito es Wolfgang Kramer.

Mi meta en la vida es tener todos los juegos de carta Amigo y todos los juegos de Wolfgang Kramer (soñar es gratis).

Bueno, eso es un resumen de mis estadísticas. Espero el próximo año hacer un recuento para saber como ha cambiado mi situación desde este momento.

¿Y tú? ¿Cuál es tu juego favorito? ¿Cuál es el que juegas más? ¿A que diseñador le partirías un juego en su cabeza?

18.4.07

DOS DE TEUBER

Más de alguno ya sabrá de quien hablo. Aquel señor de bigotes que revolucionó al mundo y que ha vendido más de 15 millones de copias de sus juegos. Lógicamente el más famoso es el Settlers of Catan (o Colonos de Catán), pero no vengo a hablarles de eso. Vengo a hablarles de lo que se pierden. Mr. Teuber no sólo vive de Catán, y antes de eso hubo mucho (y después también). Saltándonos secuelas, juegos de cartas y expansiones, Klaus Teuber ha entregado al mundo de los juegos algunas joyas bastante subvaloradas hoy en día. Partamos diciendo que su primer juego fue ganador del Spiel des Jahres, Barbarossa. Luego dos años después ganó su segundo con Adel Verpflichtet, un juego del tipo "cachipún" donde los jugadores eligen comprar obras de arte, exponerlas o también robarlas. Hasta ahí llevaba 5 juegos creados y 2 hits. Pero el colmo vino al año siguiente, cuando con Drunter und Drüber ganó su tercer juego del año, con un sobrio sistema de bluffing y votaciones, donde los ciudadanos que destruyeron su propia ciudad para echar un demonio deciden reconstruirla, olvidando poner murallas, un río y caminos. Así los inteligentes habitantes del pueblo tendrán que ir destruyendo lo recién levantado para poder poner lo que les faltó. Ingenioso (quizás forzado) tema, pero le valió el premio. Desde ahí Klaus Teuber ya era leyenda. Tendrían que pasar 5 juegos más y 3 años para que de leyenda pasara a emperador de los juegos. No vale la pena hablar de Catán, porque todos saben que es, su legado y su importancia. Lamentablemente, para los ojos del mundo, Teuber solo siguió siendo Catán y nada más, olvidando joyas ocultas, aquellas que te hacen apreciar de una manera distinta a un diseñador de juegos.
De estas joyas hoy les quiero hablar de dos: Entdecker y Löwenherz, juegos muy distintos pero que rescatan el espíritu del gran creador, no encasillado en un solo tema y que regala elegancia e inteligencia.

En orden cronológico llegó primero Entdecker. un juego de exploración y descubrimiento. Tienes un tablero vacío, muchas losetas y algunos chips, pero un enorme trabajo. En Entdecker tu misión es ir abriendo el mar, descubrir islas y colonizarlas, lograr mayoría en la isla y quedarte con los puntos, ¿parece sencillo, eh?. Lo que pasa es que tus decisiones influyen enormemente en el desarrollo del juego. Primero debes saber cuidar tu dinero. Al comenzar el turno debes lanzar una flecha giratoria para determinar cuanto será tu ingreso por esa ronda, luego tienes un soberbio marcador donde irás marcando tu dinero disponible, y después comienza lo duro; decidir cuanto estás dispuesto a gastar para descubrir, pero si gastas demasiado no tendrás para instalar a tu gente en las islas. Después tendrás que elegir tu lugar de partida, y la suerte te dará un pequeño apoyo o hundirá tus expectativas, porque tendrás que robar una loseta con un pedazo de isla o de mar y deberás ver si coincide con el resto del tablero (es decir que sea posible colocarla lógicamente como en el Carcassonne). Si no lo consigues lo que dijiste que ibas a gastar en descubrir lo pierdes y pierdes también el turno. Si lo logras pasas a colocar tus fichas (exploradores, fuertes y asentamientos) en la isla que acabas de descubrir (o en la de algún adversario) y así aumentar tu poderío, que si cuando quede cerrada la isla es mayoría, te dará los puntos de victoria necesarios para ganar. Entdecker cuenta con varios detalles más como la colocación de losetas con eventos (que pueden ser positivos o negativos) y la consecución de chips que darán más puntos al final del juego. La estrategia no es simple, aunque a veces se hace muy azaroso (entre dos jugadores predomina más la suerte, siendo con 4 el número ideal para gozarlo). Entdecker tuvo años después su sucesor, el Entdecker: Exploring New Horizons, el que no he tenido el gusto de jugar. Además, Oceania es una secuela para 1 o 2 jugadores y con mecánicas más simples y un precio más accesible, pero pierde un poco el encanto. Por último (y de otro creador) está Tongiaki, un juego que recuerda todo lo antes descrito, pero con una mecánica más liviana, más familiar (por lo que he leído).




La segunda patita viene con Löwenherz, un juego de control de áreas y "liquida a tu compañero", donde el espacio se hace escaso y las posibilidades son demasiado abiertas en un comienzo y terminan limitadísimas (haciendo del juego algo realmente tensionante. Como el rey está a punto de morir, los hijos (los jugadores) intentan quedarse con el mayor lote de tierra, perjudicando al adversario y así convertirse en los ganadores. La mecánica es muy simple: en cada turno se pone una carta de acciones a la vista, que contiene 3 acciones dentro de las que los jugadores deben elegir (dinero, murallas y caballeros). Como el juego está pensado para 4 jugadores, hay uno que siempre se va a quedar sin acción, pero si juegan menos también existen conflictos porque dos o más pueden pelear por la misma acción. Así cada jugador irá eligiendo una y si se repiten deben iniciar un conflicto (como en el Kuhhandel, quien da más plata gana y el otro se queda con el dinero del contrario). Ahí el bluffing es vital, y si te manejas bien puedes sacar muy buenas acciones por muy poco dinero. Si 3 o más eligen la misma acción, esta se anula.
Luego comienza la segunda etapa, donde todos realizan su acción, expandiendo sus territorios con murallas (o limitando el del resto), poniendo caballeros para poder pelear mejor los territorios o se pueden conseguir cartas de acción especiales, que te darán más poder o realizar acciones diferentes que pueden tener una importante incidencia en el desarrollo del juego. Pero quizás lo más rudo del juego es el puntaje, porque no es permanente. Es decir, si tenías X regiones y te quitan espacio, achicando la tuya, pierdes los puntos que habías obtenido por ellas y ahora los gana tu adversario. Ese detalle hace del juego algo angustiante, agresivo y muy entretenido, porque se debe estar mostrando un doble estándar siempre, el de ser una buena persona y no molestar a nadie y el de un luchador que tendrá al resto como adversarios. La sutileza es principal para lograr tu objetivo.


Tal como ocurrió con el Entdecker, el Löwenherz también tiene su remake llamado Domaine, y que actualmente se encuentra en casi todas las tiendas de USA.

Ambos juegos, Entdecker y Löwenherz son Goldsieber, marca alemana que se caracteriza por componentes y arte de altísimo nivel, calidad y simplicidad. Lamentablemente eso se refleja también en el precio, pero hay copias dando vuelta por ahí de algunos juegos a precios decentes.

Siento la demora en este nuevo post, pero cada vez se me hace más dificil escribir. El tiempo es el bien más escaso ultimamente....

8.4.07

Sesión Light

Hoy tuvimos un día de juegos bastane light. A mi casa llegaron mi tocayo con su señora, la Sole, y el infaltable Skandar. Y como era de esperarse la portada de uno de mis juegos cautivó a la única mujer en la mesa: se trata del The Gnumies, un juego de cartas muy sencillo y con una portada muy tierna, que evoca a las mujeres la necesidad inmediata de abrir la caja y comenzar a jugar inmediatamente. Los resultados fueron bastante buenos para un juego que no había jugado nunca y del cual realmente no tenía demasiadas expectativas. The Gnumies es un juego de 2 a 5 personas y con un tema muy simpático: los Gnumies son unos duendecillos del espacio que gustan de las fiestas. Para eso tratan de invitar a la mayor cantidad de gente posible, pero evitando las visitas indeseables (no pude olvidarme del Chez Geek con eso). Se ocupan dos mazos: uno de fiesta donde están los invitados, y otro con Gnumies, que se reparten de igual forma a cada jugador (todos tienen las mismas cartas en la mano). Las cartas Gnumies están numeradas del 10 al 100 y con unos símbolos abajo (los Luckynits) y las cartas de fiesta están numeradas del 1 al 15. Se pone una carta de fiesta en el medio de la mesa y todos los jugadores bajan una carta: la más alta se la llevará, si hay empate se la llevará la con más Luckynits. Hay cartas especiales como los Wullawakis que si te los llevas son malos y deberás evitarlos, y otra muy buena es el Copicastor, pero que en este juego no alcanzó a salir. Las rondas son muy rápidas, pero las últiamas tres parecieron jugarse con piloto automático, sin mayor capacidad de decidir en que jugar. Después vino el conteo de puntos que pensé que iba a ser más caótico (nunca tanto como Café International Das Kartenspiel, que aunque es entretenido tiene un sistema de conteo de puntos tan caótico que no dan ganas de jugarlo mucho). En resumen un juego simpático y que se repetirá sin dudas, aunque para gente livianita. Además, por el precio que me costó, valió absolutamente la pena.

Fuimos uno y uno, ahora tocó un juego más "pesado". Jugamos Basari, un antiguo juego que vengo rescatando del fondo del armario con inusitados resultados. El tablero es del tipo "Kramerleiste" como ya les conté en alguna oportunidad y además un tablero de movimiento, formado por arcos con diamantes abajo y un número arriba. En el centro hay cuatro alfombras para depositar diamantes. El juego funciona de manera muy sencilla: se tira el dado, se mueve el peón y luego se elige una de las 3 posibilidades: jugar una ficha de tirar el dado de nuevo, otra de avanzar el número que dice tu arco o ganar los diamantes que aparecen abajo del mismo. Si no hay coincidencias entre los jugadores, todos realizan su acción. Si hay coincidencia entre dos, estos deberán negociar con sus diamantes (por ejemplo, te ofrezco un diamante azul para que me dejes tirar el dado de nuevo) y si hay tres o más coincidencias se anulan. Esto puede ser muy perjucidial durante el juego. Los números bajo el arco te permieten avanzar en el listón de puntos del borde (o Kramerleiste, para los que no se acordaron), si juegas el dado, este te sirve para tirarlo de nuevo y avanzar tu peón y la diferencia a seis en el listón de puntaje (por lo tanto si tiras un 2 avanzas dos con tu peón y 4 con tu ficha de puntaje) y si juegas diamantes te llevarás los diamantes que hay debajo del arco. Al final, cuando el primer jugador da vuelta con su peón todo el tablero, se cuentan los puntajes. El se ve quien tiene más diamantes en cada uno de los 4 colores y avanza su ficha de puntaje, y además se le da una bonificación para quien dio la vuelta primero con 10 puntos. El juego terminó apretadísimo, pero dejó un buen gusto.

Volvimos a las cartas. Esta vez con un juego llamado Megastar, de Friedman Friese. Y en realidad me tiene decepcionado. Soy un fanático de la música, y un juego de cartas sobre músicos y listas de hits tenía que ser bueno. Lamentablemente se convirtió en un juego sin decisiones inteligentes posibles, sin control de los resultados y con probabilidades tan volátiles que más vale no hacer demasiadas esperanzas al diseñar una estrategia. La idea del juego es ir haciendo subir o bajar a las bandas musicales en el ranking de popularidad, jugando cartas que mejoren su posición. Sin embargo no depende de tí eso sino de lo que haga el resto. Ni siquiera me dan ganas de explicarles el sistema de juego, no se los recomiendo.

A esa hora la Sole tenía que volver a estudiar, así que propuse un viejo crack: el Coloretto. Un juego rápido, inteligente y que es mi juego preferido a la hora de almuerzo. Los jugadores deben coleccionar colores de las cartas que se van jugando en la mesa. Tienes las posibilidad de o jugar una carta o robar máximo tres cartas de la mesa dependiendo de cuantas ya se hayan jugado. Las cartas jugadas se van poniendo en montones de máximo tres, y la cantidad de montones dependerán de la cantidad de jugadores. Al robar uno de los montones colocas tus cartas abiertas para que todos vean que te llevaste. Al final, las cartas que coleccionaste se dividen en buenas y malas. Serán buenas los tres grupos con más cartas de un mismo color que tengas, y te darán puntos positivos según una tabla, y el resto te dará puntos negativos según la misma tabla. Es un juego rápido, entretenido y que vale la pena. Además, como buen juego de cartas, es barato.

Después de que la Sole se fue quisimos entrar en tierras más oscuras, con un juego endemoniadamente brillante, llamado Shark. Sin duda es uno de mis juegos preferidos, y el mundo de la bolsa y las acciones siempre me ha atraído. Considero además que está muy subvalorado y que es mucho mejor que el Acquire (que no es malo). El juego se trata de lo siguiente: los jugadores son accionistas de empresas que intentarán hacer holdings para poder hacer subir el precio de las acciones. En tu turno puedes comprar acciones y debes tirar los dados (dados especiales por supuesto, muy propio de Vanaise): uno con 4 colores más dos comodines (sirven como cualquier color) y otro dado númerado del 1 al 4 más dos "sharks". Es decir si sacas un 3 rojo debes colocar un edificio rojo (que representa a las empresas) en el sector 3. El sector "shark" es el del medio, el de más riesgo porque es donde todas las empresas se juntan y tiene más probabilidades de salir (1/3 de probabilidades). Cuando juntas dos edificios se forma un holding y haces subir el precio de las acciones, pero cuando un holding grande se topa con uno pequeño, este último desaparece y hace bajar el precio de esas acciones, lo que hace del juego algo emocionante en cada vuelta. El Acquire tiene ese defecto: no puedes hacer bajar el precio de las acciones y tampoco puedes venderlas cuando crees que la cosa viene mal. Es un juego muy bueno, recomendado para 4 jugadores, con menos los tiempos muertos son muy largos.

Ya entrando a las finales, comimos un rápido hot dog (bueno, fueron dos o tres) y luego a la mesa de nuevo. Ahí entró el Geschenkt, que como les contaba basta tener el 6 nimmt! y fichas para poder jugarlo (ojo que el 6 nimmt! lo reeditan este año, por si quieres conseguir alguno). Este juego de cartas es muy simple y corto: las cartas están numeradas del 3 al 35 y se dejan 9 afuera sin que nadie las vea. Luego se muestra la primera del mazo y tienes dos posibilidades: o llevarte la carta (que son puntos negativos nominalmente, por lo que un 11 son 11 puntos negativos) o jugar una ficha encima (cada ficha es un punto positivo). Cuando te llevas una carta tienes la posibilidad de hacer secuencias (22, 23 y 24 por ejemplo) y en ese caso solo contará como puntos en contra la de menor valor. Este juego fue muy destructivo, todos intentamos destruir al contrincante sin evitar llevarnos los puntos negativos, por lo que todos terminas con altísimos puntajes en contra, pero fue entretenido. Ahora todos tuvimos siempre sobre los 80 puntos en contra, mientras que en otros juegos, donde se da un poco de más libertad para jugar, los puntajes promedio son -40 o -50. Rápido y livianito.

Y para terminar esta tarde de juegos livianos, nos dimos el lujo de jugar Alhambra, un juego que también ya les había comentado. Tu misión, construir el palacio más grande. Para eso irás comprando edificios como jardines, torres, etc, y deberás cumplir con ciertas reglas de construcción. El puntaje se cuenta tres veces durante el juego y quien tenga la mayoría en cada construcción irá ganando mayor puntaje. También los muros que rodean al palacio dan puntaje, por lo que diversifica la forma de ganar puntos. El factor suerte es muy grande, pero es entretenido y eso es lo importante.

De ahí se fueron mis compadres, y quedé solo escribiendo en este blog. Esta semana juego el Die Macher, por lo que haré pronto un reporte del juego.
Saludos!

ChileGameGeek